lunes, 4 de febrero de 2008

Hermanas de sangre III

Javier no sabía que decirle. Como siempre, en los accidentes, nadie tiene la culpa. Por eso se llaman accidentes, sin embargo, Graciela había estado implicada, y en sus manos había cierta responsabilidad que él sabía que la torturaría durante mucho tiempo.

¡Cómo decirle que no fue culpa suya! Cómo hacerle ver, que aunque no hubieran ido a ese viaje, porque ella se había empeñado, también estaría muerta... Sin duda era una labor difícil...

- Freya me ha mirado a los ojos con una mirada herida, estoy segura de que me culpa de todo. -Graciela seguía torturándose.

- No, Graciela. Te ha mirado compartiendo el dolor que siente por la pérdida de su novia... ya sabes que para ella lo era todo.

- ¿Qué vamos a hacer ahora, Javier? ¡Qué será de nosotras! ¡Qué será de ese pacto de sangre que hicimos como amigas del alma!

No aguantó. El llanto profundo regresó a su alma... Con un sentimiento agrio en el corazón, Javier se lanzó a abrazarla de nuevo. Él sabía que esta vez, tendría que ser fuerte por ellas dos.


Freya untaba sus manos con barro... necesitaba desahogarse, sentir que ella no se había desvanecido para siempre.

-Ahora que aun tengo tu recuerdo fresco en mi memoria, ahora que aun puedo saborear la esencia de tus últimos besos... Voy a moldear tu busto... Y a medida que le vaya dando forma la oscuridad volverá lentamente a mi vida... Por que sin tí, no soy nada.

Entre lágrimas recodaba los últimos momentos que habían pasado juntas. En aquella cabaña, en el bosque... Recordaba a Graciela como loca porque había descubierto una nueva ruta que bordeaba el rio. Recordaba la sonrisa afectuosa de su novia tranquilizándola, convenciéndola de que era mejor ir al día siguiente porque ya estaba oscureciendo...

Freya se mantenía callada, solía divertirse viendo cómo Graciela insistía como una niña pequeña, deseosa de ir al parque de atracciones. Sin duda era la más entusiasta de las tres. Tenía ese punto pícaro que la hacía encantadora.

-Ah... Si en aquel instante... En vez de quedarme callada... Si sólo hubiera dicho... "mejor mañana"...- Freya no podía con aquel dolor. Como intentando moldear otra expresión en su cara, se llevaba las manos al rostro... Quería desaparecer debajo de la tierra húmeda. Una tierra que se había llevado la única luz que le quedaba en su vida...

(Jejeje, síguelo :P, no pienses que te lo voy a dar todo hecho)

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